
Es considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna (junto con Frank Lloyd Wright, Oscar Niemeyer, Walter Gropius, Alvar Aalto, Richard Neutra, Ludwig Mies van der Rohe y Theo van Doesburg) y uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. Además de ser uno de los más grandes renovadores de la arquitectura moderna, fue un incansable agitador cultural, labor que ejerció con pasión a lo largo de toda su vida. Con sus escritos se ganó una merecida fama de polemista y aportó un verdadero caudal de ideas innovadoras que han hecho que su obra influya decisivamente en la arquitectura posterior.
El 15 de marzo de 2016, parte de la “Obra arquitectónica de Le Corbusier – Contribución excepcional al Movimiento Moderno” fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad, en la categoría de bien cultural, un amplio conjunto transnacional —en siete países: Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, India, Japón y Suiza— que comporta la protección de 17 sitios individuales (algunos con varios inmuebles).